Un regalo de Sergio Astorga

sábado, 24 de diciembre de 2011

Natividades venecianas

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Creí que no llegaba. A decir verdad, he llegado por los pelos pero, aunque sea en el último minuto y de penalti he conseguido publicar una entrada para felicitarles la Navidad.

Y sí, he dicho Navidad. Ya, ya sé que no soy creyente y respeto muchísimo todas esas felicitaciones de saturnalias y solsticios de mis amigos... casi todos unos descreídos también. Pero a mí lo de desear felices  fiestas paganas se me hace muy raro. Formo parte, lo quiera o no, de una cultura cristiana, me he criado escuchando villancicos con zambomba y pandereta, yendo a la misa del gallo hasta que entré en la adolescencia y oyendo hablar de y viviendo la Navidad. Y a lo mejor les suena extraño pero mi descreimiento no me impide que siempre haya algún  nacimiento por casa en estas fechas. Es más confieso sin el más mínimo rubor que me encantan los belenes y misterios, sea en museos, calles, centros comerciales, grandes almacenes o en casa de mis amigos, familiares o en la mía propia. Adoro esas figuras, no lo puedo remediar ni  tengo la menor intención de ello. Achaquen esa debilidad, mis queridos lectoyentes, a lo que quieran: porque son bonitos, porque traen recuerdos, porque nos hacen sentir un poco niños... Les doy a elegir. A mí los motivos me dan igual. Me gustan mucho y lo asumo. Y un misterio bien bonito guardo en algún altillo de un armario, por pereza de buscar en la casa un hueco lo suficiente grande, de desenvolverlo y volverlo a guardar, que no por falta de ganas.

Pero a lo que íbamos... Como andaba muy corta de tiempo ayer se me ocurrió la idea de utilizar parte de las fotografías realizadas hace quince días en Venecia. Como otra cosa no será pero la Serenísima está cuajadita de iglesias, basílicas e iglesiones y como parece que Tiziano, Tintoretto, Veronés, Palma el Viejo, Palma el Joven y Bellini no tenían otra cosa que hacer que pintar frescos y óleos y tablas con motivos religiosos, no he tenido mucho problema en escoger unas cuantas relativas al tema navideño. Eso sí, no esperen encontrar Vds. maravillas que el clero italiano tampoco es que se gaste mucho en iluminar sus monumentos por dentro y las condiciones de luz eran más que penosas. Si a ello le unen, mis ilustres visitantes, que en el 90% de los sitios estaba radicalmente vietato di fotografiare y había que andar escondiéndose del vigilante o vigilanta de turno, comprenderán que no sean un dechado de perfección. No obstante, como esta condesa sabe ya más por vieja que por diabla, ha tenido la feliz ocurrencia de mezclárselas con un imprescindible de la música clásica por estas fechas... ¿Lo adivinan?... Bach, naturalmente. Una de sus arias más deliciosas, aquella en la que la Virgen María intenta dormir a su niño recién nacido. Así, lo extraordinariamente bueno, sublime, maravilloso, enriquece lo corrientillo ensalzando lo que por sí mismo jamás destacaría.

El vídeo ha estado cociéndose en el ordenador al tiempo que limpiaba un poquillo (al servicio le he dado días libres y hoy vienen suegra y cuñada y todos conocemos cómo se las gastan a la hora de pasar indisimuladamente el dedo por la superficie de los muebles) y mientras el ragú de ternera se iba haciendo despacito en la vasija de barro dentro del horno.

Finalmente, la casa está más o menos limpia, la comida preparada, el video para regalarles terminado y a punto y yo dispuesta a desearles a todos Vds., creyentes o no, desde este blog que me acerca a y me mantiene en contacto con quienes admiro y quiero...


¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD !!!!!



Y hoy más nunca, por aquello de seguir la tradición y porque hay quien puede estar con y disfrutar de aquellos a los que el resto del año tiene lejos, intenten ser felices (a pesar de suegras y cuñados plomíferos).



J.S.Bach. (1685-1750): Weihnachtsoratorium (Oratorio de Navidad). BWV 248. Schlafe, mein Liebster (duerme, amor mío). Concentus Musicus Wien. N. Harnoncourt, director. Paul Esswood, alto (contratenor). Telder, 1973
Fotografías: Paz Juan, en iglesias y museos. Venecia, diciembre 2011





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domingo, 18 de diciembre de 2011

Tengo un troll

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¡Y es más moooonooooo! Todo él redondito y panzudo, feo como un demonio y con sus mocos colgando, como diox manda. ¡Qué chulo..! Me hace tanta ilusión que no he podido por menos de vencer mi pereza y sentarme a escribirle este post dedicado. ¡Ea, que no se diga que no cuido a mis ilustres visitas!

Verán, es que no deja de resultar un pelín aburrido que todos Vds., mis lectoyentes, sean tan educados y se comporten con respeto, que escuchen y lean atentamente y me den su opinión real sobre las entradas de este blog. Comprendan que con la llegada de este nuevo visitante no quepa en mí de gozo. ¡Es tan chupi tener todo para ti a un engendrillo que intenta hacerte la pascua..!

Me van a permitir pues que proceda a las presentaciones formales. Eso sí, les advierto desde ahora mismo que es MI troll y de nadie más. Es fundamental que ese concepto les quede bien claro porque luego llegan los malentendidos y, como comprenderán, esta condesa está muy talludita ya para compartir casi nada con casi nadie.

Y es que MI troll... ¿o será una trola?.. Bueno, a lo mejor es que es al tiempo un trol y una trola. Sí, que me da a mí en la nariz que podemos llamarle a la vez ella y ello (nunca me atrevería a calificarlo de él, diox me libre).

A lo que vamos, condesa... que se pierde Vd. en disquisiciones bobas y en tontunas. Revenez a vos moutons, s.v.p.!

De acuerdo, jefa, de acuerdo. Pero es que sé de él tantas cosas que no sé por dónde empezar.

Veamos...
La primera y más importante... amén de los mocos y la barriga y la fealdad y el pelo pincho y la mosca (no hay troll que se precie sin mosca), es que es un invertido. ¿A que los suyos no son tan guais como el mío? ¡Chincha, rabiña..!
Sí señor, como lo oyen. Porque mientras los trolles corrientes y molientes depositan la basura en el blog de la "supuesta" víctima insultando, poniendo verde, metiendo enlaces virulentos, mi adorable criaturilla lo que hace es trabajar a la inversa... ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo? 
Les explico. a lo que se dedica fundamentalmente ese enanillo de inframundo es a comentar con mi nick (enlace incluído a este blog) en variadas y diversas bitácoras de la blogocosa con una tendencia, digamos que algo obsesiva, a los de temática porno. ¿No les parece genial? Juzguen Vds. si es o no un invertido. En vez de traer la montaña a Mahoma, lleva a la condesa mahometana a la montaña... ¡Olé por el abortillo!

Eso sí, para no predicar en el desierto y que su labor sea en balde, va dejando miguitas con el fin de que le puedan seguir el rastro. Es que si no, no tendría gracia. Tomarse tantas molestias para que después nadie admirara su obra... ¡Qué primor de nibelungo maloliente, que es tan perfeccionista y trabaja tan bien! ¿No me digan que no es para achucharle las carnes depiladas y fofillas? 

Pero, ¡ay! que debo confesarles que no está consiguiendo para nada su objetivo. Y miren que me haría a mí una ilusión loca tener visitantes tan predispuestos y fogosos (no deben olvidar que esta ilustre anfitriona lleva casi 150 años en el dique seco). Pues fíjense sin embargo que, por mucho empeño que pone en meterme en todos los chats colocando en mi boca (o mi mano de escribir) palabras tan agradables como excitación, resulta que el único que visita mi página desde esos blogs animadillos es justamente.... ¡adivínenlo! ¡Qué lástima, tanto trabajo para nada!
Incluso podría decirles algo más de él (¡huy, perdón, de ello o ella). Llevado de su febril delirio laboral y con evidente riesgo de caer en una esquizofrenia blogocósica, también se hace pasar por deliciosa personilla en busca de nuevos horizontes blogueros. Se vuelve elegante y agradable cuando visita otros blogs cercanos, todo ello de la mano del ofrecimiento y la adulación... Pero ¡hete aquí que comete fallos esta vez al elaborar su disfraz...! O puede que tal vez, no. Puede que lo haga a propósito para que se sepa que utiliza el mismo servidor de camuflaje y una IP perfectamente identificable.

Vamos, que el pobre ello se está tomando un montón de molestias en molestar y resulta que no molesta a nadie. ¡Cachis..! Casi que da lástima verlo así, de moco caído.

Es por eso que voy a hacerle un regalo para ver si se anima. Al fin y al cabo, se trata de MI troll y no del de Vds. Y a nadie le amarga un dulce. A lo mejor no es por casualidad que ha elegido un blog de música clásica para actuar. ¿Qué les parece Mozart..? ¿Creen que le gustará..? Yo me atrevo a deducir que sí. Después de todo, los psiquiatras lo recomiendan para subir el ánimo y la alegría y él (perdón, ello) los necesita mucho (a los psiquiatras, digo).

Y no es un Mozart cualquiera, no. Nada menos que voy a dedicarle una ópera. Se trata de"La Finta Giardiniera", o sea, la Jardinera Fingida... o sea falsa... o sea falso... o sea falso y falsa... que lo mismo me da, que me da lo mismo.

El argumento es muy sencillo pero, como en muchas óperas bufas dieciochescas, enrevesado. Lo queramos o no reconocer, en el fondo, no son más que vodeviles adornados de una maravillosa música.
Todo el mundo da por muerta a la marquesa Violante a causa de unos celos infundados por parte de su enamorado, el condesito de Belfiore. Pero la marquesita vive y se hace pasar por la jardinera Sandrina al servicio del podestà. Todo su afán a lo largo de la obra será encontrar a su amado y no separarse de él (si será bobalicona) aunque éste esté a punto de casarse con otra.

¡Poldiox, poldiox, ni se imaginan qué líos y que enredos a lo largo de tres actos! Hay personajes mujeres que se hacen pasar por personajes hombres, personajes hombres interpretados por mujeres, personajes que pretenden querer a unos cuando en realidad los desprecian, personajes que son despechados por personajes, personajes que finalmente tienen que conformarse con personajes... Todo es falso, todo es fingido, todo juega a ser lo que no es...

... ¿Les suena?...

... ¿A que sí?... ¡Como MI troll! Solo que si la aristócrata se aviene a pasar por una humilde jardinera, en el caso del diabluelo tullido que ronda este blog ocurre al revés. Intenta hacerse pasar por culto o culta, comprometido o comprometida, generoso o generosa, entendido o entendida, solícito o solicita... cuando en realidad es todo lo contrario... ¿No les dije que era un invertido?
[A continuación debería poner los adjetivos verdaderos que adornan al criaturo o criatura, pero no se me dan bien los epítetos negativos, por muy reales que sean, y además, me da tanta pereza... y además ni siquiera se merece el esfuerzo... y además no tengo ganas de ensuciar mi bitácora ... y además...
Seguro que mis queridos lectoyentes, que son personas cultas y leídas (ellos sí) se hacen una idea bastante aproximada de los calificativos que le (a ello o ella) cuadran]

 Estoy segura de que esta versión que les traigo, le va a encantar al bichejo pues la dualidad, la falsedad y el fingimiento están acentuados gracias un montaje moderno y muy divertido de la obra. Juzguen por Vds. mismos si el objetivo está o no logrado. Al fin y al cabo se trata de tenerlo contento y de que engorde un poquito más si cabe.

W.AMozart (1770-1803). La Finta Giardiniera (La Jardinera Fingida). Ópera bufa en 3 actos, K 196. Vía elias19186 (Amadeus)





Pues con esto termino. Que pasen todos Vds. una agradable tarde de domingo y no se fíen de la bondad climática con que Natura nos regala hoy. Tengan bien presente que no es oro todo lo que reluce y mucho cuidadín con los accidentes geográficos, que los carga el diablo... especialmente si son resabiados y se creen victoriosos e invictos.

Confío en que en mi próximo encuentro con Vds. podré hablarles de la Serenísima, que por contraposición al súcubo, es hermosa, noble y ella sí se merece un post.

¡Ah... y sean felices!


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sábado, 3 de diciembre de 2011

¡Venecia, a las tres!

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Admirar una de las joyas más hermosas del arte bizantino, a pesar de tanto oro y tanto esmalte y tanta piedra preciosa medieval...


Atravesar el puente de Rialto, de San Marco a San Polo, de San Polo a San Marco... Arriba y abajo, como en un juego infantil. Y ver el Gran Canal desde lo alto a través del ojo boquiabierto.


Es muy probable que esta música sonara en el órgano de San Bartolomeo del Rialto, cuyas puertas había pintado Sebastiano del Píombo 60 años antes.



Dicen que el dromedario de la casa Mastelli desaparece la noche de la Epifanía por las calles del Cannaregio y regresa a la mañana siguiente...



Dejar atrás el Palacio Ducal y pasear sin ninguna prisa por la Riva degli Schiavoni... Puente de los Suspiros, entrada del Danieli, iglesia de la Pietà. Y luego deshacer aún más despacio lo andado hasta embocar una callejuela mínima y encontrarse con la fachada de San Zaccaria...



Acercarse cualquier atardecer a escuchar algún concierto de Vivaldi, en el mismo lugar donde él enseñaba a las jóvenes descarriadas de la Pietà... a tocar el violín y donde dirigía sus propias composiciones interpretadas por ellas.

Cuando los venecianos querían denunciar anónimamente algo en contra de la República Serenísima, lo escribían y pinchaban el papel en la nariz de hierro de Sior Antonio Rioba, conocido popularmente como " il Pasquino"...


Los símbolos del poder y el orgullo de Venecia, vistos con los ojos y las manos y el alma de Turner.



Ningún bosquejo de Venecia estaría completo sin Mann, Mahler y Visconti. El planteamiento vital e intelectual, ético y estético, sobre la belleza absoluta. La belleza total, necesaria, decadente y hermosísima de Muerte en Venecia...


Esta es la imagen que veré mañana, a esta misma hora, desde la ventanilla del avión. Me va a encantar formar parte de esta ciudad, aunque solo sea por cuatro días.




Mañana, cuando Vds. mis lectoyentes lean esto, yo estaré volando camino de una Venecial real y, seguramente, más incómoda que la que he intentado retratarles en estas entradas. Les aseguro que todos y cada uno de los instantes que les he traído aquí fueron disfrutados verdaderamente por mí hace 11 años, en un viaje inolvidable. Es posible que en esta ocasión, por el contrario y dado que ahora vivimos en una época en que por fortuna mucha más gente puede viajar, me encuentre con una ciudad muy distinta: atestada de gente. Les aseguro que no me importará. Trataré de disfrutarla exactamente igual que las otras cuatro veces en que he tenido el privilegio de pisarla, pasearla, vivirla. No soy muy viajada pero me alegro muchísimo de conocerla.

En cuanto uno se aleja de la plaza (en Venecia solo hay una, la de San Marcos; el resto son campi) descubre que es una ciudad amable, hecha para ser pisada, paseada, vivida por el ser humano, a la medida del ser humano. Sin ruidos, motores ni prisas. Si Vd. es capaz de abrirse a ella, ella se le abrirá, brindándole el encuentro con personas amables, aunque solo sea por su innato sentido del comercio. A los venecianos de a pie, les gusta parlare del piú e del meno, son "chiaccheroni" (amigos del parloteo). Pero el momento en que la ciudad se deja realmente ver es cuando a las seis de la tarde la mayor parte de los visitantes abandona el centro histórico para retirarse a terra ferma. Venecia se convierte entonces en una ciudad con encanto, tranquila, hasta pueblerina, con puestos de comida por las calles, con pequeños colmados y fruterías (algunas en barcazas) en las que los venecianos hacen su compra diaria. Con ropa tendida entre fachada y fachada. Con lugares que le sorprenden a uno cuando juega a perderse por sus calles o canales pequeños. Es decadente, sí. Es especialísima, también. Para mí, fundamentalmente, es una ciudad hermosa porque, además, está muy viva.

No sé si a la vuelta seré capaz de contarles lo que he visto, caminado, escuchado. Saben que soy de naturaleza perezosa y además en esta ocasión mi acompañante habitual, el que me deja ir a mi aire, el que espera pacientemente sentado en cualquier sitio donde apoyarse a que yo termine de hacer mis fotos, se queda en Madrid. Viajo con mi hermana y como no solemos hacerlo juntas todavía no conozco su forma de "ser viajera". De todas formas, sacrifico gustosa la toma de instantáneas con tal de descubrir algún nuevo Tintoretto o un Bellini, al abrir la puerta de cualquier sacristía en cualquier chiesa veneziana. Dentro de nada estaré de vuelta pues cuatro días pasan volando. Pero mientras duran creo que voy a ser la persona más dichosa del mundo, sumergida en una ciudad de la que me enamoré en 1979, cuando la vi por primera vez.

¡Hasta la vuelta!


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viernes, 2 de diciembre de 2011

Venecia, a las dos...

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Puede que esta tocata de Gabrieli sonara por entre los soportes palladianos, limpios y luminosos, de la chiesa del Redentore...




Recorrer el pasillo de agua hasta llegar a los pies del equilibrio formal hecho ladrillo y mármol. Sumergirse en la limpieza de los elementos portantes del interior de la chiesa di San Giorgio Maggiore. Ascender al campanile para redescubrir la piazzeta de San Marco desde la otra orilla y acariciar con la vista los volúmenes perfectos y armoniosos de uno de los arquitectos que más he admirado y admiro...



Jugar a perderse por callejuelas y canales hasta desembocar en San Zanipolo y dejarse amedrentar por la mirada fiera y terrible del Colleoni...


Siempre he pensado que si existe una música capaz de expresar el sentimiento y el pesar que experimentaban los presos venecianos cuando atravesaban el puente de los Suspiros, camino a la muerte, es ésta.


Dejarse enredar en el remolino de la Salute, que custodia "tizianos" en su redondo cofre del tesoro...


Abrir una puerta en San Zaccaria y enmudecer ante la belleza tranquila y serena en los rostros de esta "sacra conversazione" de Giovanni Bellini...


Para ver Venecia con otros ojos. Gracias, Daniel.


Dejarse caer por el Harry's bar y allí, en las mesas resguardadas del fondo, beber despacito un Negroni a la salud de dos buenos amigos...


¿Os animáis a bailar esta gallarda por los salones de baile de los palacios del Gran Canal?
Il signor Donato vi invita...

Caminar con calma por el Dorsoduro hasta llegar a San Sebastiano. Veronese cubrió sus paredes de arriba a abajo en un "horror vacui" apoteósico y elegante...




Fine della seconda puntata


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jueves, 1 de diciembre de 2011

Venecia, a la una...

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Hacía mucho, pero que mucho tiempo que esta condesa no mostraba tanto descaro y desfachatez a la hora de hacer un post. Y es que les voy a endosar un refrito, con corta y pega, de los de padre y muy señor mío. ¿Han oído Vds. hablar del autoplagio?... Pues eso; más claro, agua. Me he propuesto deleitarles con tres entradas tres (nada menos) sobre el mismo tema, que cuentan además con el agravante de haber sido escritas por episodios a lo largo de unos cuantos días en el Facebook. ¿No se quejan mis asiduos en ocasiones de que me prodigo poco?... pues ahí van varias tazas de golpe. Tengan cuidado de no atragantarse con tanto caldo.

Dos razones fundamentales me llevan a ello. La primera, como siempre, la premura. La segunda dice muy poco de mi nobleza (la de verdad, no la postiza), pero es que no he podido resistirme a la idea de darles envidia también  a todos aquellos que no tengan por costumbre pasearse por la red social o no hayan tenido tiempo o ganas de hacerlo.

 Y es que... ¿todavía hay alguien que no se haya enterado de que me marcho a Venecia pasado mañana?... ¡Ah!... !Vd!... No tema, mi querido lectoyente, que yo le pongo al día en un decir aménjesús. 

Cesen las palabras introductorias y demos paso pues a ese durísimo pre-viaje con el que he martirizado a muchos sufridos "feisbuqueros" de pro y a partir de ahora no sé si todavía visitantes de este salón. Allá vamos...


En medio de la dureza de hospitales, surge Venecia como una realidad cercana y necesaria.



Pasear por el Gran Canal sin más aspiración que llenarse de luz y de agua...


Dejarse fascinar en San Rocco por los rojos, los azules, los amarillos del Tintoretto, que el Greco aprendió de él y luego hizo suyos...


Pasear por la plaza vacía mientras l'acqua alta desdibuja los mosaicos bizantinos de San Marcos...


Subir al campanile de San Marco por el solo placer de observar cómo la bruma envuelve la ciudad a tus pies...


Decir Vivaldi es decir Venecia... Y luz en remolinos, color luminoso, aire que puede ser pintado, agua etérea...


Disfrutar viendo la ingenuidad con la que Carpaccio pintó en San Giorgio degli Schiavoni a los monjes despavoridos ante la presencia del León de San Jerónimo... 


Escuchar, bajo la cúpula bizantina y dorada de San Marcos, la música bellísima de este maestro de capilla más veneciano que flamenco.


Perderse por el sestiere menos conocido de Venecia, camino de Santa María dell'Orto. Cannaregio es posiblemente el único lugar del mundo en el que la decadencia y el caerse todo a pedazos lo hacen increíblemente hermoso. 

Caminar hasta la Galleria della Accademia y empequeñecerse ante el desconocido significado de ese cuadro del Giorgione, en el que solo el cielo parece "claro"...  



 Fine della prima puntata


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