Un regalo de Sergio Astorga

jueves, 3 de marzo de 2011

La fundación de Roma

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A Isabel Barceló, capaz de moldear con terra sigillata mujeres de ánimo valiente,
carácter noble y sentimientos ancestrales y hermosos.
Como la tierra madre de la que nacen y aprenden.





Los que tuvieron la suerte de leer Dido, reina de Cartago recordarán que en las últimas escenas el "héroe" Eneas abandonaba a la protagonista y ésta se quedaba llorando el amor perdido justo antes de suicidarse. Vean, vean cómo huye el muchachuelo después de haber roto el corazón de su amante y cómo se lamenta ella de su suerte en el trágico final:
 


H.Purcell (1659-1695). Dido's Lament - But, Death, alas... (El lamento de Dido - Pero de esta muerte...). Dido and Aeneas (Dido y Eneas). Les Arts Fleurissants. William Christie, director;  Malena Ernman, Dido. Interpretado en la Ópera Cómica de Paris. Grabado por François Roussillon. Producción Opéra Comique, 2009. Vía operabaroque.

Dido
Pero de esta muerte no puedo zafarme.
Acudirá tan pronto como él se haya ido.


Coro
Las grandes almas conspiran contra sí mismas
rechazando el sosiego al que tanto aspiran


Dido
Tu mano, Belinda...
Me envuelven las sombras.
Deja mi cabeza posarse en tu pecho.
Quisiera decir más, pero la muerte me invade
y yo la doy por bienvenida


Cuando me den tierra,
espero que mis equivocaciones
no atormenten tu corazón.
Recuérdame, recuérdame
y olvida mi triste destino



Pero, a decir verdad, al chiquito no pareció importarle mucho el mal causado puesto que, todo eufórico, regresó a la península itálica, se casó con Lavinia, se establecieron probablemente en Lavinium, tuvieron hijitos y fueron felices (¿?) y comieron perdices. Y hete aquí que su hijo Ascanio decidió fundar la ciudad de Alba Longa (qué manía tenía esta gente de andar fundando a todas horas) de la que, acto seguido, se autoproclamó rey (era la segunda manía a la que se daban con fruición los de aquellas épocas). Cinco o seis generaciones más tarde y a la muerte de Procas, el trono pasó a su primogénito Numítor... pero ¡ay!, que el segundón Amulio no estaba en absoluto de acuerdo con la designación de su buen hermano.

Y en esas andaban,  en medio de lo que después sería la hermosa Italia, cuando llegó Isabel Romana, los puso a todos firmes y dijo que ya estaba bien de hacer el vago y que ¡hala, a trabajar y a participar en su nueva novela!, que con perezosos no se había fundado Roma ni el mundo había evolucionado...

¡Ah!.. ¿ Pero es que todavía no se han enterado Vds.?.. ¡Pues ya pueden correr, queridos lectoyentes, que como se descuiden llegan tarde a la fundación de la  Urbs Maxima.

Sí señores. Es que Isabel Barceló, nuestra romana, ha iniciado nueva aventura literaria. Y a fe de todos los que la seguimos desde el prólogo, que la novela promete y mucho. Basada en el mismo sistema participativo  del que se sirvió para crear Dido, ésta es sin embargo mucho más compleja y ambiciosa, en el mejor sentido del término. Primero, porque ya solo la lista de los apuntados al carro para formar parte de ella les aseguro que es larga. En segundo lugar,  porque la serie de acontecimientos narrados será mucha y a cual más importante. Pero, sobre todo, porque el armazón que sujeta el entramado de la novela es sólido y bien construído, pero de una ligereza tal que permite hacer locuras constructivas.

No voy a destriparles ni un detalle de la misma porque todavía están muy, pero que muy a tiempo de engancharse. Dos entradas, a modo de prólogo, y ocho capítulos que se van a beber de un  tirón. Les aseguro que no va a defraudarles lo más mínimo; más bien al contrario. Inicien aquí, en la primera entrega previa y aquí, justamente aquí, en el primer capítulo, su particular andadura y disfruten del futuro libro, degustando el texto del más antiguo al más moderno, de abajo arriba, en estricto orden cronológico de publicación. Participa a un tiempo de la amenidad y la seriedad y el rigor históricos. Nuestra Isabel ha leído mucho Tito Livio, mucho Ovidio, mucho Virgilio y mucha historia y mitología del mundo romano para dar forma a esta delicia de novela recién iniciada. Pasen sin rubor a través de la puerta abierta y anúdense bien fuerte a este relato tan delicado y bien escrito que tendrán la sensación de formar parte de Alba Longa. Aunque no sean Vds. un personaje "oficialmente" reconocido, reencárnense en vestal, pastor o pérfido consejero... En brizna del bosque, cesto de bellotas, animal doméstico o chancho rosado y suave. Hagan de esta novela su novela. Síganla capítulo a capítulo, difúndanla entre sus amigos (sean o no blogueros), dedíquenle entradas especiales en su blog o sencillamente disfrútenla desde el inicio, que es una auténtica primicia leer un libro antes de que se publique y un privilegio si éste es de la señora Barceló. Y descubran por sí mismos, si es que todavía no lo saben (cosa que dudo), que doña Isabel es una experta conocedora del mundo romano y una escritora capaz de llevar de la mano, a través de la historia y la mitología, a toda una legión de seguidores, para hacerlos disfrutar de la Historia como se hacía antes: al amor de la lumbre bloguera.

Y para que se vayan ambientando, les dejo dos pedacitos de óperas con argumento romano. No es exactamente de la época que ella nos desgranará pero es que no conozco ninguna obra musical sobre la historia de Rea Silvia y Rómulo y Remo, lo que tampoco es que sea muy de fiar. Tendrán que conformarse pues con dos dramas situados en la Roma Imperial. No se asusten, son dos joyas de época clásica y renacentista, respectivamente. Les van a gustar.




W.A.Mozart (1756-1791). La Clemenza di Tito (La Clemencia de Tito) - Obertura, K 621. Orquesta Filarmónica de Viena. Nikolaus Harnoncourt, director. Festival de Salzburgo, 16 de agosto de 2006. Via SDCmorg



C.Monteverdi (1567-1643). La Incoronazione di Poppea (La Coronación de Popea) - Final. Película de Jean-Pierre Ponnelle sobre la ópera, con música dirigida por Nikolaus Harnoncourt. 2006. Via CzarDodon




Volviendo a la novela de Isabel, no les adelanto nada de la trama pero sí quiero hablarles de algunos de los personajes que intervienen, en mayor o menor medida, en el libro. Como les anticipé, la lista es enorme pero sí que conocen Vds. a unos cuantos de ellos, ya sea por visitar sus bitácoras o porque se hayan topado con ellos en la mía. Así, a voz de pronto, les señalo a Amulio, Catión, Nan, Alec, Iaakov (hijo),  Marcia y Silius. Y claro, dejaría de ser la condesa que soy si no le dedicara un apartado especial a mi ego. Sepan Vds. que me siento especialmente orgullosa de participar en esta novela en ciernes por muchas razones y una de ellas es que mi querida Romana me ha regalado un personaje que es una bicoca, una perita en dulce. Joven, guapo y bueno... ¡Qué más puedo pedir! Pero en este caso no se lo voy a poner tan fácil como en los mencionados más arriba. Mi narcisismo no me lo perdonaría. Tendrán que averiguar quién soy por Vds. mismos. Eso sí, les regalo en compensación una pieza musical con dos pistas tan claras que no tendrán mayor dificultad en descubrirlo, si es que les apetece. Con ella les dejo.



N.Chédeville (1705-1783). Il pastor fido (El pastor fiel). Sonata nº1 de las 6 sonatas para flauta dulce y continuo de que se compone la obra. Zarabanda: Álvaro Marías, flauta dulce; Alain Gervreau, cello, Rosa Rodríguez, clave. Producido por Á.Marías, 2005.



Seguro que a estas alturas ya lo han adivinado. Disfruten pues de la música romano-cartaginesa y no se preocupen si tardo en contestar sus comentarios, que la condesa va a estar especialmente danzarina y activa en estos días.

Mientras sus letras y la contestación llegan, intenten ser felices. No es tan difícil como parece; solo hay que echarle unas poquitas ganas.


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