Un regalo de Sergio Astorga

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Variatio pacis II: duerme, amor mío




Anónimo flamenco. Siglo XV. Musée de Beaux Arts de Bruselas. (Paz Juan)


Esta vez me pilló el toro. Año tras año caminando por el filo de la navaja y al final no llegué a tiempo. Siento acudir tarde a la cita.  No me gusta la Navidad ni sus fastos y boatos pero me gusta, y mucho, la música que se creó para celebrarla.

Pero con todo mi descreimiento actual a cuestas, de aquella larguísima etapa de infancia y adolescencia guardo un gusto especial por el tema de la Natividad o el de la Epifanía. Acostumbro a pasar horas y horas delante de cuadros de Vírgenes con Niño o Adoraciones de los Magos y me pirran los belenes. No esos de ahora, comprimidos en bombillas o cacharros de barro, reducidos a un apretujadísimo Misterio donde ni la mula ni el buey caben. No, no. Hablo de belenes extensos y barrocos, a la napolitana. Diseminados a lo largo de metros y metros de falso musgo, con sus casas de corcho, el castillo de Herodes, el riachuelo de papel de plata y los polvos de talco a modo de nieve. Con castañeras bigotudas, ovejas, perrillos, cerdos, gansos o gallinas. Y con la posada, el molino y el portal. Cientos y cientos de figurillas en miniatura, enmarcadas en un paisaje irreal y envueltas en papel de plata azulado, lleno de estrellas a cual más enorme.

Por esa razón hoy les traigo una pieza del Oratorio de Navidad de J.S. Bach especialísima para mí. Podríamos hablar largo y tendido sobre el tipo de composición, la tonalidad empleada y los paralelismos y autoplagios que contiene pero, seguramente, le quitaríamos todo el encanto. Además yo tampoco soy la persona más indicada para hacerlo, se lo aseguro. Cedámosle el honor de los datos técnicos a otras bitácoras y dejémonos llevar simplemente por la canción de cuna que una madre recién parida le dirige a su niño. Sigamos ese cordón finísimo, mucho más sutil y poderoso que el umbilical, que sigue uniendo a dos seres profundamente necesitados el uno del otro. Y escuchemos a la Virgen cantar sottovoce:




J.S. Bach (1685-1750). Oratorio de Navidad. Cantata 2ª - "Schlafe mein Liebster" (duerme, mi amor)Academy of St. Martin-in-the-Fields.  Philip Ledger, director. Janet Baker, contralto. Emi, 1977



Schlafe, mein Liebster, genieße der ruh,
Wache nach diesem vor aller gedeihen!
Labe die brust, empfinde die lust,
Wo wir unser herz erfreuen!

Duerme mi amor, disfruta de tu sueño.
Ya velarás por la salvación de todos.
¡Alegra el alma, experimenta el gozo
allá donde nuestro corazón se regocija!


Es inevitable llenarnos durante estos días de buenos propósitos para con nosotros mismos y de mejores deseos para los demás. No se pueden eludir por más que uno lo intente. Ni yo lo pretendo. No me resistiré entonces a ellos. Para los creyentes pues, que la fuerza de su religión les dé energía y los conforte. Para los descreídos que, al menos, la belleza los envuelva y aprovechen para disfrutar de amigos y familia. Estoy segura de que a unos y otros la música les alegrará el ánimo y les llenará el espíritu de serenidad y armonía.

Y que la magia de Bach esté con todos nosotros.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Variatio pacis I: chica mala



Ya lo sé. Me ha vuelto a pasar. He tardado mucho en publicar algo nuevo pero, aunque no se lo crean, llevo trabajando en esta entrada un montón de tiempo. Y es que no siempre es fácil encontrar la obra adecuada. Al menos me lo curro.



De acuerdo también en que la música no es muy conocida, pero no me negarán que todo el mundo ha oído hablar de su autor. Es un Oratorio precioso y además sacro-militar (¡toma ya!). Reconózcanme que la historia tiene gancho y se mueve continuamente en el filo entre lo políticamente correcto e incorrecto. Veamos:



Chico conoce chica. Chico se vuelve loco por chica. Chica parece corresponderle. Y, con todo, lo mejor es que tiene un final sorprendente, con contundencia; me atrevería incluso a calificarlo de tajante porque, finalmente, chica destroza a chico.



Es más, podemos contar la historia todavía en menos líneas:



Él se enamoró perdidamente de ella.
Ella le dijo: "Te venero"...

... y en cuanto él se despistó un poco, le robó la herramienta de trabajo, dejándolo ligeramente cortado.

Resumiendo:



Algunas chicas son guerreras.
Judith era de armas tomar (juas, juas).

Holofernes perdió por ella la cabeza.




¿A que para ser un Oratorio barroco el argumento parece un culebrón?


A. Vivaldi (1678-1741). Juditha Triumphans devicta Holofernis barbarie RV 644
Sacrum militare oratorium, Venezia, 1716. Libretto de Giacomo Cassetti. Academia Montis Regalis. Alessandro de Marchi, directorMagdalena Kožená, Judith (mezzo).  María José Trullu, Holofernes, (mezzo). Naïve, 2001.




Holofernes

Sede, o cara,
Dilecta speciosa
Mea vivida rosa,
Mea fulgida fax.
Tu Marti triumphanti,
Tu bellicoamanti
Pulcherrima Pax.
Holofernes

Siéntate querida,
amada,hermosa,
mi rosa vívida,
mi antorcha luminosa.
Para un Marte triunfante
y para un amante guerrero
tú eres la Paz más hermosa.















Judith 

In somno profundo Si jacet immersus Non amplius sit vigil Qui dormit in te. Quiescat exanguis, Et sanguis Sic exeat Superbus in me. Impii, indigni Tiranni Conopeo hic apensum Denudo ferrum, ictus tendo, infelicem Ab Holofernis busto Deus in nomine tuo scindo cervicem. Salvete o pia tentoria In vobis semper clara, Et caelo, et mundo sit alta victoria.






(Traducción: Pepe Rey) 

 Imagen: Judith I. G. Klimt. Österreichische Galerie, Viena.
Judith 

Si en un sueño profundo yace inmerso, no esté más despierto quien duerme en ti. Descanse exangüe y así su sangre redunde en mi gloria. Desnudo la espada del impío tirano indigno, colgada aquí del dosel, lanzo un golpe y separo la infeliz cabeza del tronco de Holofernes, en tu nombre, Dios. Os saludo, tiendas piadosas, siempre será famosa para el cielo y el mundo la alta victoria ocurrida en vosotras.