Un regalo de Sergio Astorga

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Variatio Pacis V: Duerme, mi amor






Claro, era ineludible. Esta vez no ha hecho falta que nadie me llame a capítulo. Me toca. Estamos en Nochebuena. No, no me haré la remolona. No me gusta la Navidad ni sus fastos y boatos pero me gusta, y mucho, la música que se creó para celebrarla.

Pero con todo mi descreimiento actual a cuestas, puedo asegurar que desde mi infancia guardo un gusto especial por el tema de la Natividad o el de la Epifanía. Acostumbro a pasar horas y horas delante de cuadros de Vírgenes con Niño o Adoraciones de los Magos y me pirran los belenes. No esos de ahora, comprimidos en bombillas o cacharros de barro, reducidos a un apretujadísimo Misterio donde ni la mula ni el buey caben. No, no. Hablo de belenes extensos y barrocos, a la napolitana. Diseminados a lo largo de metros y metros de falso musgo, con sus casas de corcho, el castillo de Herodes, el riachuelo de papel de plata y los polvos de talco a modo de nieve. Con castañeras bigotudas, ovejas, perrillos, cerdos, gansos o gallinas. Y con la posada, el molino y el portal. Cientos y cientos de figurillas en miniatura, enmarcadas en un paisaje irreal y envueltas en papel de plata azulado, lleno de estrellas a cual más enorme.

Por esa razón hoy os traigo una pieza del Oratorio de Navidad de J.S. Bach, especialísima para mí. Podríamos hablar largo y tendido sobre el tipo de composición, la tonalidad empleada y los paralelismos y autoplagios que contiene pero, seguramente, le quitaríamos todo el encanto. Además, yo tampoco soy la persona más indicada para hacerlo, os lo aseguro. Cedámosle el honor de los datos técnicos a otras bitácoras y dejémonos llevar simplemente por la canción de cuna que una madre recién parida le dirige a su niño. Sigamos ese cordón finísimo, mucho más sutil y poderoso que el umbilical, que sigue uniendo a dos seres profundamente necesitados el uno del otro. Y escuchemos a la Virgen cantar sottovoce:


J.S. Bach (1684-1750) - Schlafe, mein liebster (Duerme, mi amor) Oratorio de Navidad. St. Martin in-the-Fields. Philip Ledger, director. Janet Baker, contralto. Teldec, 2000.


Schlafe, mein Liebster, genieße der ruh,
Wache nach diesem vor aller gedeihen!
Labe die brust, empfinde die lust,
Wo wir unser herz erfreuen!

Duerme mi amor, disfruta de tu sueño.
Ya velarás por la salvación de todos.
¡Alegra el alma, experimenta el gozo
allá donde nuestro corazón se regocija



Es inevitable durante estos días llenarnos de buenos propósitos para con nosotros y mejores deseos para los demás. No se pueden eludir por más que uno lo intente. Ni yo lo pretendo. No me resistiré entonces a ellos.

Para los creyentes pues, que la fuerza de su religión os dé energía y os conforte. Para los descreídos que, al menos, la belleza os envuelva y aprovechéis para disfrutar de amigos y familia. Estoy segura de que a unos y otros la música os alegrará el ánimo y os llenará el espíritu de serenidad y armonía.

Y que la magia de Bach esté con todos nosotros...


jueves, 4 de diciembre de 2014

Variatio Pacis IV: Ite, missa est




Juan de Flandes - La Crucifixión (detalle). Óleo sobre talla. Museo del Prado. Madrid.
 (Fotografía de Paz Juan) 




¡Jesús, Jesús, Jesús! Eso quisiera yo, que hubiese terminado. ¡Qué largo lo está haciendo este hombre!... ¡Y qué aburrido!... Y con el calor que hace en esta capilla.

Nunca he llegado a entender bien del todo por qué mi hijo contrata a gente así en el negocio ese que tiene a medias con su padre y la paloma de marras. Me parece que voy a tener que empezar a hacer uso de mis galones y tirar de mi cargo, que no en vano soy "Intercesora en jefe", para hablar con él de una vez por todas.

¡Gensanta (moi)! ¡Qué pesado! Adormece más que un discurso de don Mariano el registrador de la propiedad... Y total, para no decir nada tampoco... Tengo que convocar una reunión urgente con mi hijo porque con empleados como este se les vacía el chiringuito de San Pedro en menos que canta un gallo (jijijiji) o en un decir amenjesús.

Y ¡hala! ¡A seguir soportando la homilía..!

Y por si fuera poco mi estilista se ha cubierto de gloria. Ya, ya sé que estamos en Diciembre y hace un frío de bigotes, pero es que aquí dentro estamos a 32º Celsius y digo yo que podía haber tenido un poco más de ojo en la elección de mi vestuario. En una palabra, que se ha lucido el modisto. No me digáis que no podía haber elegido el modelo Botticelli o Filippo Lippi, ligero y de lino suave y fresquito. O todo lo más algún modelo alemán, un Lucas Granach vintage, por ejemplo... Pues no,  el señor se ha decantado por un diseño exclusivo, híbrido entre lo hispano-flamenco de Juan de Flandes y lo españó-españó de El Greco. Recio paño palentino para el vestido rojo y el manto azul y encajes holandeses que me hacen cosquillas.

Si lo que me imaginaba. El sarampión malayo me va a entrar como este buen hombre no acabe pronto. Si al menos hubiésemos llegado a la consagración, al ponerme de rodillas se me airearía un poco el manto y dejaría de sudar como lo hago.
Porque no vean lo difícil que es mantener el tipo cuando acudes en representación del jefe e individuos como éste abusan de tu paciencia de forma despiadada e inmisericorde. Eso sí, todo hay que decirlo, con mucho fervor.

Con lo fácil que es hacer una misa ligerita, alegre y delicada como mi viejo y querido don Gioacchino. Segurísima estoy de que los rankings y las shares se dispararían y las audiencias subirían notablemente, amén de que los niveles de negocio se incrementarían en proporción geométrica. Palabra de mater amantissima.

Siempre he estado en contra de ello y abogado por su ilegalización radical, pero... Sacre-bleu!, como este tío tarde dos minutos más en terminar el discurso, por mi santa madre Ana que le exijo a mi hijo que monte un ERE y lo deje en la calle.
¡Hombre, por diox, es que no hay derecho!



G.Rossini (1792-1868) Petite Messe solennelle. Gewandhausorchester,  GewandhausChor y Chor der Oper Leipzig. A. Pendatchanska, soprano; M. Custer, mezzo; S. Secco, tenor; M. Palazzi, bajo. Riccardo Chailly, director. ZDF, 2010. Vídeo vía La Casa di Davide



¡No conoce este a la Sobrecogida!

viernes, 14 de noviembre de 2014

Bagatelas XXXVII: Viaje lluvioso



A Luis, donde quiera que esté







A los días de lluvia les gusta zascandilear por el pasado.

Y a veces regresan de él con recuerdos inútiles y hermosos que dejan caer despacio sobre la falda antigua.

La memoria entonces se despereza y canta.


Paoli, G.- Perduti (Perdidos). En el álbum Per una storia (Por una historia). Grande Lontra, 2000.

jueves, 9 de octubre de 2014

Bagatelas XXXVI: Perpetuum mobile












Hoy hace 36 años que murió. 

Y mientras el mundo, desacompasado, sigue en sus trece de bailar un terrorífico vals de tres, cuatro, veinte, cien, mil movimientos, él sonríe socarronamente desde ses Marquises.

À tout jamais, Jacques





J. Brel. (1929-1978) - La valse à mille temps (El vals de los mil tiempos). Polydor, 1991.



sábado, 23 de agosto de 2014

Bagatelas XXXV: Aborrecimiento enrabietado y enfermizo









La enfermedad es una bruja desdentada y decrépita que pega enérgicos mordiscos a traición y a destiempo. 

He intentado echarla de mi casa con todos los medios a mi alcance pero tiende a volver por una querencia estúpida cuya razón ignoro. 

Se ha instalado de nuevo entre nosotros. Husmea y huele mal. Muestra sus encías sonrosadas en una mueca que tiene mucho de cruel y todavía más de indigna. Se burla, acecha, hiere. Apesta y amenaza.

Y nos ha cogido esta vez tan desprevenidos que no encontramos forma de rechazar sus puyas y lanzadas. No hay escudo lo bastante grande que nos proteja de ella. 

Y yo la odio con todas mis ganas. A ella y a todo lo que su presencia significa. Y la rabia me puede y me zarandea de un lado a otro sin hallar modo de ni querer controlarla. Me encorajina tenerla a mi alcance y no atraparla, que se me escape siempre como una anguila escurridiza y sucia. 

Y en estas me desgasto día a día y malgasto las fuerzas que debiera gastar en otras cosas. 

Nuestro refugio del oriente no nos recibirá este año para abrazarnos, curarnos, protegernos. No hay más panorama, ni más proyecto, ni más futuro que un desierto pedregoso y plomizo. Y yo estoy tan cansada que ya no encuentro el hueco para atravesarlo y lograr salir al otro lado indemnes. 

Corren malos tiempos. Estériles y duros.  Ojalá consigamos reventarla a golpes de esfuerzo y plomo.

Mientras tanto, el silencio quizá nos cubra con la capa pesada del olvido.  




M. Vainberg (1919-1996) Sonata para cello nº 3, op. 106. Yosif Feigelson, cello. Olimpia, 1997.

martes, 5 de agosto de 2014

Séptim(i)o nada severo








- ¡¡¡¡CONDEEEESSSSAAAAAA!!!!

- ¿Sí, querida Freia?

- ¡¡¡Veinte!!!

- ¿¿¿????

- Veinte, veeeeeinte.

- ¿Veinte qué?

- Veinte entradas al blog en ¡UN AÑO! y llevas mes y medio sin pegar palo al agua. Te habrás quedado agotada... Según las estadísticas has destrozado todos los récords de productividad conocidos hasta ahora.

- A ver, a ver, a ver... ¿Todos los años la misma historia? Estoy cansada, Freia, de tener idéntica discusión cada 5 de agosto. Hago lo que buenamente puedo. Fasolt y Fafner abandonaron definitivamente el barco como ratas asquerosas y gemelas que son y yo no tengo tiempo material para sentarme delante del ordenador a escribir sobre música. Prefiero verla y escucharla. Además, ¿por qué tengo yo que darle explicaciones?

- ¿Porque soy tu jefa y la de todo esto quizá?

- Y por lo que veo se ha puesto al día convenientemente en lo que a nueva normativa laboral vigente se refiere. A lo que parece, doña Fátima, don Cristóbal, don Luis, don Mariano y Vd., íntimos, ¿no?

- ¿Eres consciente de que me sería muy fácil despedirte?

- ¡Hágalo! Venga, listilla... ¡hágalo! Si yo estoy deseando retirarme a mi palacete de invierno y a mi residencia de verano. No la necesito para nada. ¿No ve que el total de mis bienes, aun estando en paro, superan con mucho todo lo que Vd. pueda rapiñar en su vida?

- ¡¡¡GRRRRRR!!!

- Además, ¿por qué se empeña siempre en fastidiar las cosas con su intransigencia? Debería enorgullecerle que su blog haya cumplido siete añazos gracias a mí en buena medida. ¿Sabe lo que le digo? Que si quiere que siga siendo su asalariada más vale que se quede calladita, que está Vd. más mona y me deje terminar el post de aniversario que llevo currándome toda la mañana. ¿Estamos?

- Esto no va a quedar así, que lo sepa...

- Bueno, bueno, bueno, parece que tiene mucho que ocultar y ha decidido hacer afortunadamente  mutis por el foro. Veamos si en soledad soy capaz de escribir algo medianamente decente...











"Se oye la voz de un duende que canta con un ritmo sin edad, 
como las fuentes y los pájaros, como el sapo y la rana. Los ecos 
del castillo arrastran la canción, y en lo alto de las torres las cigüeñas 
escuchan con una pata en el aire. La actitud de las cigüeñas anuncia 
a los admiradores de Ricardo Wagner. "                   
Ramón Mª del Valle Inclán - La cabeza del dragón. Escena Primera




¿Que por qué les casco como encabezamiento una acotación de una obra de Valle? Pues ni idea, pero me gustaba -además todos saben que la condesa tiene wagnerofilia-. ¿Que por qué le he puesto ese título a la entrada si no tengo la más mínima intención de hablar sobre emperadores romanos? Pues tampoco, ea. 

Anda que no están Vds. hoy tiquismiquis ni nada...

Si yo a lo que vengo, como todos los años, es a hacer balance.

Todo el mundo tiene asumido que la época de los blogs pasó, que la mayor parte de los otrora entusiastas escritores -ya sea por motivos personales o por falta de tiempo y ganas- han ido migrando hacia las redes sociales, cuando no desaparecido definitivamente del mundo virtual. También los hay, todo hay que decirlo, que hacen como que se van, para quedarse escondidos espiando y creyéndose que todos pensamos que se han marchado. Allá ellos. 
También los hay que resisten, vive diox, y continúan publicando con una regularidad y frecuencia dignas de admiración. 
Finalmente, otros -como es mi caso- hacen lo que pueden para mantener el blog abierto, escribiendo de tanto en tanto a costa de quitarle horas al sueño. 

Bloguísticamente hablando, mi año no ha sido muy fructífero. Pocas entradas y algunas recicladas de otros sitios. Pero es que no he tenido tiempo ni para respirar. Rectifico, respirar sí. A decir verdad, me he pasado el año respirando. A bocanadas y de aire puro. 

Y es que el balance personal ha sido espléndido. Un año intenso sobre el que prometo no dar más la lata porque ya lo hice hace unos meses y no es cuestión de machacar más a mis ilustres y pacientes lectores.  

A lo largo de todo el curso,  muchos, muchos conciertos -y fantásticos en su mayor parte-,  muchas, muchas exposiciones -unas realmente muy buenas, otras menos- y sobre todo muchas, muchas, muchísimas obras de teatro -aunque no todas las que habría querido-.

Y gente nueva, de lo cotidiano o de este casi siempre fascinante mundo virtual: mis compañeros de Escuela, gente relacionada con el mundillo del teatro o el cine, amigos de amigos en los conciertos y "amigos" de Facebook a la que he podido por fin tocar -Gracias, Begoña por el tiempo pasado juntas-. 

En definitiva, que tengo motivos más que sobrados para celebrar con Vds. un año blogocosero más. 
Tengan la amabilidad pues de pasar a los salones más frescos de esta bitácora y degustar, tanto como les apetezca, los pastelillos, hojaldres, panqueques, petits bouchées salados y dulces y petits fours dispuestos para la ocasión.  Dejo para Vds. las bebidas alcohólicas y yo brindo con un té frío de frutos rojos energizante, vigorizante, refrescante. Nobleza y dieta obligan.

Y como regalo a mis lectoyentes por su fidelidad, una de esas obras redondas, divertidas, delicadas que me acompañan desde que era una cría.  Conserva la forma de escribir de su adorado Mozart pero en toda la partitura hay señales evidentes de transgresión beethoveniana. El tercer movimiento les resultará muy conocido. 
Y digo yo que, puesto que escribió un septeto, le podía haber puesto siete movimientos. Ya le vale, don Luis, dejarse la obra sin rematar...

Levanto mi roja copa por todos Vds. y porque dentro de un año la condesa y su jefa vuelvan a discutir convenientemente pues será señal de que seguimos en la brecha.

Mientras tanto, sean felices. Todo lo que puedan. Y de verdad.



L.v.Beethoven (1770-1827) Septeto en mi bemol mayor, op. 20. Solistas de Berlín: Bernd Gellermann, violín; Rainer Moog, viola; Jörg Baumann, cello; Klaus Stoll, bajo; Radovan Vlakovit, trompa. Milan Turkovit, fagot; Karl Leister, clarinete. Teldec, 1991.

jueves, 26 de junio de 2014

Cinco: Elogio de una vieja actriz y brindis quedo









-"¿Que no sabes lo que es la Gilda? En penitencia tendrás que ir a probarlas a Donosti.
Pero no a cualquier sitio, sino al lugar donde nacieron: a Casa Vallés, al ladito justo de la catedral.

Dicen que surgió precisamente allí cuando un cliente de confianza juntó en un palillo los tres únicos ingredientes que daban de aperitivo en tan ilustre negocio: aceituna, anchoa y piparra. Como por aquel entonces la película de Rita Hayworth y Glenn Ford hacía furor en los cines y el pintxo era "salado, verde y picante" como ella, parece ser que inmediatamente se lo bautizó con el nombre de tan famosa abofeteada. 
No sé realmente si la historia es cierta o no pero al menos así la cuentan en mi tierra.
Y yo hasta le he dedicado una oda. Un día te la enseño.

En todo caso, si no vas al Vallés, solo te dejo probarla en el Gandarias. Porque el secreto y el éxito de la Gilda está en sus ingredientes. Es tan simple que o estos son de primerísima calidad o te decepcionará en toda regla.

Hazme caso, tienes que pedirlo la próxima vez que vayas a Donosti."


Desde entonces, siempre que voy y sin faltar nunca a la cita -como si de un rito antiguo e inaplazable se tratase-, me acerco al Vallés o al Gandarias a comer una o dos en buena compañía. Cumpliendo aquel castigo amable que hace ya unos cuantos años me impusiste.

Aunque tú sabes de sobra que nuestro encuentro no es allí solamente. Porque cada vez que salgo de alguna exposición del Thyssen, cuando como anteayer me acerco a ver una obra de teatro al Bellas Artes o siempre que acudo a escuchar una ópera barroca o un recital de lieder a la Zarzuela, bajo las escaleras de la Casa Vasca -justo enfrente de este último- y me meto al txoko, casi siempre vacío y en penumbra.

Y en ese semisótano con olor a barril antiguo y mesas de madera pido siempre un txakolí y una Gilda y me siento en la mesa del fondo a la izquierda, bajo el tragaluz desde el que se ve la entrada del teatro. 

Para tomarlos despacio y en silencio. 

Y brindar en voz baja por tu presencia cierta a pesar del olvido empecinado y terco. 


R. Wagner (1813-1883) - Tannhäuser. Wie Todessahnng Dämmrung (Como un anuncio de muerte). Acto III. Escena II. Ópera en 3 actos. Coro y orquesta Sinfónica de la Radiotelevisión Bávara. Dir. Bernard Haitink. Wolfram: Bernd Weikl. EMI, 1985


domingo, 11 de mayo de 2014

Bagatelas XXXIV: El amigo alemán










Mi amigo alemán tiene turno de noche.

Aunque también pudiera ser que fuera japonés.

"Tengamos máxima precaución con los amigos..." especialmente si son japoneses o alemanes.

Pues puede que uno de los dos resulte ser un maltratador... O los dos.

Quizá escriba un cuento, un bonito cuento sobre amigos alemanes o japoneses.

Sería interesante y esclarecedor.


J.Brahms (1833-1897). Ein deutsches Requiem. 1- "Selig sind, die da Leid tragen" (Un Requiem alemán. 1- "Bienaventurados los afligidos"). Op. 45... (Vía Visentico)

lunes, 28 de abril de 2014

Bagatelas XXXIII: Añoranza indolora







Hoy hace 25 años que moriste. ¡Qué dolor entonces!

Y me sentí estafada. Me parecía tan injusto que precisamente cuando los deberes de padre e hija por fin habían desaparecido y cuando empezábamos a disfrutar tanto el uno del otro me dejara sin ti la puñetera vieja...

Pero el dolor pasó hace ya muchos años. Ocuparon su lugar unos recuerdos algo emborronados -como tu fotografía- y quizá no fieles del todo al suceso original, pero tú sabes muy bien que la memoria es tramposa y selectiva.

Y es lo que me queda de ti, que no es poco. Eso y tu herencia de música. Bueno... y una añoranza suave, que pincha solo de forma muy leve en algunas tardes de concierto.

Tampoco se me ha olvidado que te privaban la geometría y los números imaginarios. Y adorabas esa escena de Fantasía en que una cuerda tímida va marcando a pinceladas la música de Bach, así que creo que te va a encantar esta versión sinestésica del tercer movimiento de "tu" op. 132 de Beethoven.


Un beso muy fuerte, papá.




domingo, 6 de abril de 2014

Bagatelas XXXII: Haikus de primavera









Entre la cebada
sobresalen
las cabezas de los niños

                                         Yuto







                                     Junto al seto
                           las flores blancas del ciruelo
                           tiñen la copa del fresno
                                                                                         Bonchó







                                                                    
                                                           La esposa del barquero canta
                                          mientras rema corriente arriba
                                          y pasa junto a las acacias en flor                                                                                                                               Senna









VV.AA. - Música tradicional japonesa. Interpretada por K. Takeuchi y R. Almazán.

sábado, 8 de marzo de 2014

Variatio pacis III: Toccata y fuga





P.P. Rubens - Angélica y el ermitaño. Óleo sobre lienzo. Kunsthistoriches Museum, Viena



Nueva llamada a capítulo de la jefa:

"Condesa, no pegas palo al agua. Llevas unos cuantos días sin publicar nada en el blog. No es tan difícil. Sólo tienes que escribir algo corto y divertido y acompañarlo de una pieza musical amena"

¡Hala, y se queda tan ancha!

Bueno, revenons à nos moutons, que diría la administradora de la bitácora y que viene a significar algo así como que me centre en lo que estoy haciendo, pero mucho más fino.

Veamos... corto, divertido, popular, ¿religioso quizá..?




No lograba entender qué le había pasado. Y lo cierto además es que no se dio cuenta realmente de lo que ocurría hasta que escuchó a aquella individua gritar desaforadamente y descubrió su mano izquierda (la de él), que parecía haber adquirido vida propia, intentando abarcar aquel seno ebúrneo y mórbido.

Pero era ya inútil hacerse cualquier tipo de pregunta. Su prioridad inmediata pasaba por concentrar todos sus esfuerzos en intentar escapar de aquella masa enorme y vociferante que pugnaba por écharsele encima de manera inminente.





J.S.Bach (1685-1750) Toccata con Fuga en re menor,  BWV 565. Ton Koopman, órgano. Teldec, 2000. (en un órgano Arp Schnitger, construido entre 1688-1693, de la iglesia de San Jacobo, Hamburgo)


Divertido no sé si le resultará, pero de ésta me echa fijo.

Y encima, ya ni siquiera es de Bach.




sábado, 22 de febrero de 2014

Como los hijos de la mar


Para Peter P., que ho estima fins i tot més que jo
però des de fa menys temps.






RETRATO


Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.







Hoy hace 75 años que murió Antonio Machado.

Y hoy, más que nunca, vienen a mi cabeza los versos que le dedicó Joan Manuel Serrat.

Y las imágenes del pueblo de Colliure, de su puerto fortificado, sus laúdes balanceándose al sol de septiembre o del cementerio viejo, con la pesada losa de granito de su tumba cubierta de musgo y colores republicanos.

Pero también las del aula pequeña del instituto de Soria en el que dio clase o la cuesta accesible hasta el cementerio de la ciudad en busca de la tumba de Leonor y el olmo seco. Y el paseo hasta San Saturio, donde el Duero crea una de sus curvas más hermosas con álamos y silencio al borde del camino.

Y el corazón se entristece pensando en los últimos meses de quien atravesó la frontera y fue a morir apenas a 10 kilómetros de su país, de un país que tantas veces ejerce de madrastra con los hijos que más se merecerían su respeto, su admiración y su amor.

Machado es algo más que un referente literario o un hombre bueno.

Es mi razón primera para amar la poesía.















viernes, 14 de febrero de 2014

Variatio pacis II: ¿Quién me defenderá de tu belleza?



Chi è quel che per forza a te mi mena,
oilmè, oilmè, oilmè,
legato e stretto, e se non libero e sciolto?
Se tu incateni altrui senza catene,
e senza mane o braccia m'hai raccolto,
chi mi difenderà dal tuo bel volto?

¿Quién es el que forzado a ti me lleva,
ay de mí, ay de mí, ay de mí,
atado y preso, que no libre y suelto?
Si me has encadenado sin cadenas
y sin brazos ni manos me sujetas,
¿quién me defenderá de tu belleza?


Michelangelo Buonarroti , (Rime, 1,7) (*)





El rapto de Ganímedes - Miguel Ángel. Dibujo. Castillo de Windsor 




Miguel Ángel se enamoró de Tommaso Cavalieri. 
Y Tommaso de él. Amor de maestro y aprendiz, 
de la vejez y la juventud, de la fealdad y la belleza.









G.P.da Palestrina (1525/6-1594) - Jubilate Deo. Tavern Consort. Andrew Parrot, director.



(*) Traducción texto: Juan Antonio González Iglesias en ¿Quién me defenderá de tu belleza? - Stendhal. Pre- textos. Colección textos y pretextos. Madrid, 2007

domingo, 2 de febrero de 2014

Bagatelas XXXI: Emborronado ilógico



Para Claudia, que me descubrió a Maillard
 y me inunda, mañana tras mañana,     
de su sonrisa azul                 






Flora en la arena. Paul Klee. 1928. Museo Paul Klee, Berna 



Iniciación

Estoy creciendo de la nada.
Mis ojos tantean
la claridad difusa
mis manos
se posan y tantean
abro agujeros
mi cuerpo agujeros
en el cielo agujeros
tanteo las estrellas
agujeros que llueven
y es dolor
y el dolor penetra
mi cuerpo tantea
el dolor tal vez
el gozo
indaga
descubre el mí
mi boca dice
vuelvo sobre mí
misma y tanteo
¡es tanta la ceguera!
cierro los ojos
lo cierro todo
y de repente me abro
veo
veo lo que no hay
veo
estoy creciendo de la nada

                                                                          Chantal Maillard
                                                                                              Lógica Borrosa



C. Debussy (1862-1918). La fille aux cheveux de lin (la muchacha de los cabellos de lino). Preludio nº 8 del 1er libro de Preludios. K. Zimerman, piano. Deutsche Grammophon, 1994

martes, 7 de enero de 2014

Bagatelas XXX: Teatro en vena







¡Quién me iba a decir a mí hace un año que la vida iba a cambiarme tanto en tan poco tiempo!

Cuando un 2013 perezoso empezaba a malgastar sus primeros días nosotros acabábamos de salir de una racha francamente mala. Nos conformábamos con poder volver a la rutina, la normalidad... Casi, casi rogábamos con todas nuestras fuerzas aburrirnos..., que todo transcurriese en medio de una agradable monotonía. Sin pedir nada, sin obtener nada a cambio. Tranquilos y olvidados de todos dejarnos ir, sin más. Como cuando te tumbas haciendo el muerto en una piscina de agua caliente y en el mp3 suena música del "viejo peluca".

Pero nunca deja de asombrarme cómo esa señora inconstante y casquivana que es en definitiva la vida ignora nuestros deseos y se empeña en llevarnos la contraria. Enero se inició con los primeros ensayos reales de la obra "Morir o no" de Sergi Belbel y a partir de ahí todo se trastocó definitiva y afortunadamente.

Porque me picó la culebrilla del teatro y cada vez que me subía a un escenario para corregir, repetir, memorizar, recorrer, era consciente de que era muy mala haciéndolo pero también de que era justamente eso lo que había querido hacer casi desde siempre y a lo que, de forma absurda, había renunciado hacía demasiados años porque la vieja señora me había robado la oportunidad pero también por complejos y prejuicios estúpidos.

Descubrí también que teatro era no solo las tablas o un texto. Era sobre todo la fuerza de un grupo, la escucha en escena, la conciencia de equipo en el trabajo y la responsabilidad de sacar un proyecto adelante. También y especialmente, la suerte de tener personas al lado que creían y se esforzaban en ello.

Cuando dos compañeras de clase me hablaron de la Escuela Municipal de Arte Dramático, mi primer impulso fue pensar que no me interesaba, que para qué si no me iban a admitir y si un mes atrás había descartado también la idea de entrar en la RESAD. Después, el "pa qué" fue derivando a "bueeeeno, a pesar de todo... por intentarlo no se pierde nada...". A primeros de julio y sin creérmelo todavía formalizaba mi matrícula en la EMAD.  

Octubre me regaló retroceder cuarenta años en el tiempo. Cartera, uniforme y libros, acudir a clase, compañeros nuevos, normas exigentes de comportamiento y vestuario, carné de estudiante, cartilla de notas... Pero también el miedo a no dar la talla, a que los años y el físico no respondieran. A lo nuevo, al dolor, a la sensación de fracaso, a creer en ocasiones que ya no puedes con ello y que tu decisión llegó con muchos años de retraso y era la equivocada sin remedio.  

Una tendinitis doble en los "pata de ganso" de ambas rodillas como consecuencia de los primeros movimientos de esgrima estuvo a puntito, a puntito de dar al traste con todo a finales de ese mismo mes. Pensé en abandonar, lo confieso. Dolía demasiado. Me sentí desubicada, ridícula, vieja e incapaz de corresponder al apoyo y la acogida que me habían demostrado los jovencísimos miembros de ese nuevo grupo que ya empezaba a caminar decidido y con fuerza. Fueron justamente las palabras de un profesor al que adoro y por el que babeo y el afecto de algunos de mis compañeros los que me hicieron darme algo de tiempo para superar la situación. La cabezonería propia y el fisioterapeuta se encargaron después de inclinar la balanza al otro extremo.

He leído más obras de teatro en tres meses que en tres años intentando analizarlas después con un mínimo criterio. He ido a muchas salas en el mismo período de tiempo -desde las nacionales a las más alternativas- y visto montajes de todo pelaje y condición, porque el teatro se hace vivo única y exclusivamente allí. He dialogado, creado, disentido, ensayado, compartido con mis compañeros o con los de cursos superiores. He seguido día a día sus comentarios sobre los ensayos o sobre sus ideas acerca de proyectos escénicos comunes. Me he puesto a las órdenes de muchachos de 19 años que dirigían su propio texto, intentando defender con uñas y dientes el personaje que para mí habían adaptado. He corrido, saltado, hecho flexiones y abdominales hasta no poder con mi alma. Me he retorcido y sufrido con las calidades de movimiento o ensayando escenas de tragedias griegas. He asistido a montajes en la propia escuela que le dan vueltas a otros sobre tablas de presupuesto público llevados a cabo por profesionales. 

He compartido sudor, virus, trabajos manuales, comida, abrazos, sobos, regalos hechos con cariño, música y versos. He conseguido llegar a redactar pequeños ensayos sobre si hay o no tragedia en las obras contemporáneas. He vocalizado, respirado, mandado el aire hasta el suelo pélvico para intentar que mi voz saliera bien proyectada y estuviera colocada en su sitio de forma natural.
Y me he pegado y me pego con el personaje que defenderé públicamente en febrero porque la maravillosa Juana -de La pechuga de la sardina de Lauro Olmo- se me resiste y no consigo encontrarla ni en parte ni toda. No acierto con su movimiento escénico, ni con el timbre de voz ni con su expresión realista y barriobajera y no logro que resulte creíble. Y yo quiero que, llegado el momento,  Juana brille en escena porque es generosa de carne y afectos, porque pelea día a día la vida y porque se lo merece. Ojalá lo consiga. Se lo debo.

Las vacaciones han servido para descansar, poner en orden casa, trastero y horas de sueño. Pero también para volver a ver a los amigos, bordar a ratos, recuperar exposiciones, películas  y músicas mucho tiempo aplazadas. Me han venido bien pero mentiría como una bellaca si les ocultase que estoy deseando que llegue mañana. 

Durante tres meses he respirado, caminado, madrugado, estudiado, sufrido insomnio, corrido, vivido por y para el teatro. Sin tiempo ni fuerzas para nada más. 
Es agotador pero les aseguro que no lo cambiaría por nada del mundo. Porque sé que todavía soy muy mala actuando y que me queda todo por aprender pero eso ya es un punto de partida. Y quiero empaparme como una esponja de todo lo que me enseñen, formarme, pasar las de Caín, andar todo el día tirada por el suelo haciendo ejercicios de respiración o expresión corporal. Y no hay nada que me apetezca más que empezar a ensayar para los exámenes del trimestre siguiente y notar que mis compañeros están cerca y que formo parte de ellos. A partir de mañana se acabará todo lo que no es teatro y yo quiero que llegue ya el momento de cargar con ropa negra libros, textos ajenos o propios y tomar el metro que me lleve a la Escuela.

Porque es bien cierto que el teatro no puede existir sin la realidad pero les aseguro que mi realidad no tendría ya mucha razón de ser sin el teatro.

Sean todo lo felices que puedan que el año ha empezado con ganas de incordiar y vamos a necesitar tirar mucho de sentimientos positivos.

Pero sobre todo no se olviden, de tanto en tanto, de ser los auténticos protagonistas de su obra.