Un regalo de Sergio Astorga

sábado, 22 de febrero de 2014

Como los hijos de la mar


Para Peter P., que ho estima fins i tot més que jo
però des de fa menys temps.






RETRATO


Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.







Hoy hace 75 años que murió Antonio Machado.

Y hoy, más que nunca, vienen a mi cabeza los versos que le dedicó Joan Manuel Serrat.

Y las imágenes del pueblo de Colliure, de su puerto fortificado, sus laúdes balanceándose al sol de septiembre o del cementerio viejo, con la pesada losa de granito de su tumba cubierta de musgo y colores republicanos.

Pero también las del aula pequeña del instituto de Soria en el que dio clase o la cuesta accesible hasta el cementerio de la ciudad en busca de la tumba de Leonor y el olmo seco. Y el paseo hasta San Saturio, donde el Duero crea una de sus curvas más hermosas con álamos y silencio al borde del camino.

Y el corazón se entristece pensando en los últimos meses de quien atravesó la frontera y fue a morir apenas a 10 kilómetros de su país, de un país que tantas veces ejerce de madrastra con los hijos que más se merecerían su respeto, su admiración y su amor.

Machado es algo más que un referente literario o un hombre bueno.

Es mi razón primera para amar la poesía.















viernes, 14 de febrero de 2014

Variatio pacis II: ¿Quién me defenderá de tu belleza?



Chi è quel che per forza a te mi mena,
oilmè, oilmè, oilmè,
legato e stretto, e se non libero e sciolto?
Se tu incateni altrui senza catene,
e senza mane o braccia m'hai raccolto,
chi mi difenderà dal tuo bel volto?

¿Quién es el que forzado a ti me lleva,
ay de mí, ay de mí, ay de mí,
atado y preso, que no libre y suelto?
Si me has encadenado sin cadenas
y sin brazos ni manos me sujetas,
¿quién me defenderá de tu belleza?


Michelangelo Buonarroti , (Rime, 1,7) (*)





El rapto de Ganímedes - Miguel Ángel. Dibujo. Castillo de Windsor 




Miguel Ángel se enamoró de Tommaso Cavalieri. 
Y Tommaso de él. Amor de maestro y aprendiz, 
de la vejez y la juventud, de la fealdad y la belleza.









G.P.da Palestrina (1525/6-1594) - Jubilate Deo. Tavern Consort. Andrew Parrot, director.



(*) Traducción texto: Juan Antonio González Iglesias en ¿Quién me defenderá de tu belleza? - Stendhal. Pre- textos. Colección textos y pretextos. Madrid, 2007

domingo, 2 de febrero de 2014

Bagatelas XXXI: Emborronado ilógico



Para Claudia, que me descubrió a Maillard
 y me inunda, mañana tras mañana,     
de su sonrisa azul                 






Flora en la arena. Paul Klee. 1928. Museo Paul Klee, Berna 



Iniciación

Estoy creciendo de la nada.
Mis ojos tantean
la claridad difusa
mis manos
se posan y tantean
abro agujeros
mi cuerpo agujeros
en el cielo agujeros
tanteo las estrellas
agujeros que llueven
y es dolor
y el dolor penetra
mi cuerpo tantea
el dolor tal vez
el gozo
indaga
descubre el mí
mi boca dice
vuelvo sobre mí
misma y tanteo
¡es tanta la ceguera!
cierro los ojos
lo cierro todo
y de repente me abro
veo
veo lo que no hay
veo
estoy creciendo de la nada

                                                                          Chantal Maillard
                                                                                              Lógica Borrosa



C. Debussy (1862-1918). La fille aux cheveux de lin (la muchacha de los cabellos de lino). Preludio nº 8 del 1er libro de Preludios. K. Zimerman, piano. Deutsche Grammophon, 1994