Un regalo de Sergio Astorga

sábado, 23 de agosto de 2014

Bagatelas XXXV: Aborrecimiento enrabietado y enfermizo









La enfermedad es una bruja desdentada y decrépita que pega enérgicos mordiscos a traición y a destiempo. 

He intentado echarla de mi casa con todos los medios a mi alcance pero tiende a volver por una querencia estúpida cuya razón ignoro. 

Se ha instalado de nuevo entre nosotros. Husmea y huele mal. Muestra sus encías sonrosadas en una mueca que tiene mucho de cruel y todavía más de indigna. Se burla, acecha, hiere. Apesta y amenaza.

Y nos ha cogido esta vez tan desprevenidos que no encontramos forma de rechazar sus puyas y lanzadas. No hay escudo lo bastante grande que nos proteja de ella. 

Y yo la odio con todas mis ganas. A ella y a todo lo que su presencia significa. Y la rabia me puede y me zarandea de un lado a otro sin hallar modo de ni querer controlarla. Me encorajina tenerla a mi alcance y no atraparla, que se me escape siempre como una anguila escurridiza y sucia. 

Y en estas me desgasto día a día y malgasto las fuerzas que debiera gastar en otras cosas. 

Nuestro refugio del oriente no nos recibirá este año para abrazarnos, curarnos, protegernos. No hay más panorama, ni más proyecto, ni más futuro que un desierto pedregoso y plomizo. Y yo estoy tan cansada que ya no encuentro el hueco para atravesarlo y lograr salir al otro lado indemnes. 

Corren malos tiempos. Estériles y duros.  Ojalá consigamos reventarla a golpes de esfuerzo y plomo.

Mientras tanto, el silencio quizá nos cubra con la capa pesada del olvido.  




M. Vainberg (1919-1996) Sonata para cello nº 3, op. 106. Yosif Feigelson, cello. Olimpia, 1997.

martes, 5 de agosto de 2014

Séptim(i)o nada severo








- ¡¡¡¡CONDEEEESSSSAAAAAA!!!!

- ¿Sí, querida Freia?

- ¡¡¡Veinte!!!

- ¿¿¿????

- Veinte, veeeeeinte.

- ¿Veinte qué?

- Veinte entradas al blog en ¡UN AÑO! y llevas mes y medio sin pegar palo al agua. Te habrás quedado agotada... Según las estadísticas has destrozado todos los récords de productividad conocidos hasta ahora.

- A ver, a ver, a ver... ¿Todos los años la misma historia? Estoy cansada, Freia, de tener idéntica discusión cada 5 de agosto. Hago lo que buenamente puedo. Fasolt y Fafner abandonaron definitivamente el barco como ratas asquerosas y gemelas que son y yo no tengo tiempo material para sentarme delante del ordenador a escribir sobre música. Prefiero verla y escucharla. Además, ¿por qué tengo yo que darle explicaciones?

- ¿Porque soy tu jefa y la de todo esto quizá?

- Y por lo que veo se ha puesto al día convenientemente en lo que a nueva normativa laboral vigente se refiere. A lo que parece, doña Fátima, don Cristóbal, don Luis, don Mariano y Vd., íntimos, ¿no?

- ¿Eres consciente de que me sería muy fácil despedirte?

- ¡Hágalo! Venga, listilla... ¡hágalo! Si yo estoy deseando retirarme a mi palacete de invierno y a mi residencia de verano. No la necesito para nada. ¿No ve que el total de mis bienes, aun estando en paro, superan con mucho todo lo que Vd. pueda rapiñar en su vida?

- ¡¡¡GRRRRRR!!!

- Además, ¿por qué se empeña siempre en fastidiar las cosas con su intransigencia? Debería enorgullecerle que su blog haya cumplido siete añazos gracias a mí en buena medida. ¿Sabe lo que le digo? Que si quiere que siga siendo su asalariada más vale que se quede calladita, que está Vd. más mona y me deje terminar el post de aniversario que llevo currándome toda la mañana. ¿Estamos?

- Esto no va a quedar así, que lo sepa...

- Bueno, bueno, bueno, parece que tiene mucho que ocultar y ha decidido hacer afortunadamente  mutis por el foro. Veamos si en soledad soy capaz de escribir algo medianamente decente...











"Se oye la voz de un duende que canta con un ritmo sin edad, 
como las fuentes y los pájaros, como el sapo y la rana. Los ecos 
del castillo arrastran la canción, y en lo alto de las torres las cigüeñas 
escuchan con una pata en el aire. La actitud de las cigüeñas anuncia 
a los admiradores de Ricardo Wagner. "                   
Ramón Mª del Valle Inclán - La cabeza del dragón. Escena Primera




¿Que por qué les casco como encabezamiento una acotación de una obra de Valle? Pues ni idea, pero me gustaba -además todos saben que la condesa tiene wagnerofilia-. ¿Que por qué le he puesto ese título a la entrada si no tengo la más mínima intención de hablar sobre emperadores romanos? Pues tampoco, ea. 

Anda que no están Vds. hoy tiquismiquis ni nada...

Si yo a lo que vengo, como todos los años, es a hacer balance.

Todo el mundo tiene asumido que la época de los blogs pasó, que la mayor parte de los otrora entusiastas escritores -ya sea por motivos personales o por falta de tiempo y ganas- han ido migrando hacia las redes sociales, cuando no desaparecido definitivamente del mundo virtual. También los hay, todo hay que decirlo, que hacen como que se van, para quedarse escondidos espiando y creyéndose que todos pensamos que se han marchado. Allá ellos. 
También los hay que resisten, vive diox, y continúan publicando con una regularidad y frecuencia dignas de admiración. 
Finalmente, otros -como es mi caso- hacen lo que pueden para mantener el blog abierto, escribiendo de tanto en tanto a costa de quitarle horas al sueño. 

Bloguísticamente hablando, mi año no ha sido muy fructífero. Pocas entradas y algunas recicladas de otros sitios. Pero es que no he tenido tiempo ni para respirar. Rectifico, respirar sí. A decir verdad, me he pasado el año respirando. A bocanadas y de aire puro. 

Y es que el balance personal ha sido espléndido. Un año intenso sobre el que prometo no dar más la lata porque ya lo hice hace unos meses y no es cuestión de machacar más a mis ilustres y pacientes lectores.  

A lo largo de todo el curso,  muchos, muchos conciertos -y fantásticos en su mayor parte-,  muchas, muchas exposiciones -unas realmente muy buenas, otras menos- y sobre todo muchas, muchas, muchísimas obras de teatro -aunque no todas las que habría querido-.

Y gente nueva, de lo cotidiano o de este casi siempre fascinante mundo virtual: mis compañeros de Escuela, gente relacionada con el mundillo del teatro o el cine, amigos de amigos en los conciertos y "amigos" de Facebook a la que he podido por fin tocar -Gracias, Begoña por el tiempo pasado juntas-. 

En definitiva, que tengo motivos más que sobrados para celebrar con Vds. un año blogocosero más. 
Tengan la amabilidad pues de pasar a los salones más frescos de esta bitácora y degustar, tanto como les apetezca, los pastelillos, hojaldres, panqueques, petits bouchées salados y dulces y petits fours dispuestos para la ocasión.  Dejo para Vds. las bebidas alcohólicas y yo brindo con un té frío de frutos rojos energizante, vigorizante, refrescante. Nobleza y dieta obligan.

Y como regalo a mis lectoyentes por su fidelidad, una de esas obras redondas, divertidas, delicadas que me acompañan desde que era una cría.  Conserva la forma de escribir de su adorado Mozart pero en toda la partitura hay señales evidentes de transgresión beethoveniana. El tercer movimiento les resultará muy conocido. 
Y digo yo que, puesto que escribió un septeto, le podía haber puesto siete movimientos. Ya le vale, don Luis, dejarse la obra sin rematar...

Levanto mi roja copa por todos Vds. y porque dentro de un año la condesa y su jefa vuelvan a discutir convenientemente pues será señal de que seguimos en la brecha.

Mientras tanto, sean felices. Todo lo que puedan. Y de verdad.



L.v.Beethoven (1770-1827) Septeto en mi bemol mayor, op. 20. Solistas de Berlín: Bernd Gellermann, violín; Rainer Moog, viola; Jörg Baumann, cello; Klaus Stoll, bajo; Radovan Vlakovit, trompa. Milan Turkovit, fagot; Karl Leister, clarinete. Teldec, 1991.